El plátano se parece a la banana, pero no son, ni mucho menos, iguales. Para empezar, el plátano se cultiva exclusivamente en España, concretamente, en nuestras Islas Canarias. La banana, en cambio, viene del otro lado del Atlántico. En sabor el plátano también gana por goleada a la banana. Sin embargo, esta superioridad se ve empañada por lo único en lo la banana supera al plátano: el precio. Y es que, al no estar sujeta a todas las reglamentaciones y condicionantes que la Unión Europea pone a los productos agrícolas, es muchísimo más barata de cultivar y, así, su precio final en el supermercado es más bajo.
Por eso, para dejar bien claro de una vez por todas que una cosa es el plátano y otra la banana, decidimos apostar por un cambio en el código de comunicación de la marca, buscando un recurso narrativo que nos permitiera contar en muy poco tiempo y de una forma memorable y notoria todas esas diferencias entre uno y otra.